Al cumplirse el 166 aniversario de su natalicio, hablar de
Salomé Ureña es reconocer los grandes aportes realizados tanto en la educación,
en el mundo literario, especialmente en la poesía y su vocación docente.
Nació
en Santo Domingo el 21 de octubre del 1850, insigne poeta que llegó a
relacionarse con el mundo literario de su país desde los quince años. Hija del
ilustre escritor Don Nicolás Ureña de Mendoza.
Supo
combinar ejemplar la literatura con la pedagogía, tomando como referente las
ideas de Eugenio María de Hostos, considerado el gran educador que hizo grandes
aportes a nuestra educación. Conozcamos más de esta ilustre educadora.
Infancia
A
temprana edad Salomé dio muestra de tener un talento natural, que con el tiempo
fue cultivando. Aprendió a leer y escribir desde muy pequeña. Salomé nació en
la calle Isabel la Católica de la Zona Colonial, vivió con sus padres, hermana
y abuelos hasta los diez años cuando sus padres se separaron ; luego pasó a
vivir en la Calle 19 de Marzo , No. 56. Gracias al apoyo de su tía Ana Díaz,
Salomé recibió en la casa-escuela de la tía las primeras letras. De manera que
Salomé pasó su adolescencia y juventud estudiando en una casa escuela cuya
formación autodidacta le sirvió para toda la vida.
Salomé
Ureña siempre fue una hija amorosa, afectiva, estudiante dedicada y maestra
laica, inteligente, fuerte, normalista y audaz, que supo combinar la poesía con
su vocación de maestra dedicada, abnegada y formadora de calidad moral, intelectual
y ética con dimensiones nacionales e internacionales.
Vida familiar
Educadora
extraordinaria, poetisa, clásica desde los 15 años. Hija de Nicolás Ureña de
Mendoza, poeta, periodista y magistrado, de gran renombre, y de doña Gregoria
Díaz y León, perteneciente a una distinguida y culta familia de la ciudad de
Santo Domingo.
En la vida familiar, se casó con el Doctor Francisco Henríquez y Carvajal con
quien procreó cuatro hijos. Tres de los cuales brillaron posteriormente durante
comienzos y mediados del Siglo veinte con luz propia. El primero de los hijos
fue Francisco Noel Henríquez Ureña, el segundo Pedro Nicolás Henríquez Ureña,
el tercero se llamó Maximiliano Henríquez Ureña y por último, Salomé Camila
Henríquez Ureña.
Educadora
Fundó
el Instituto de Señoritas el 3 de noviembre de 1881 y graduó catorce maestras
en dos años. Las primeras maestras normalistas del instituto de Señoritas
fueron: Mercedes Laura Aguiar, Tomasa Arvelo, Carmen G. Carvajal, Daniela
Carvajal, Emilia De Elena, Mercedes Echenique, Leonor M. Feltz, Altagracia
Frier, Amelia Grullón, Carmela Grullón, Filomena Grullón, Adelina Henríquez,
Altagracia Henríquez Bello, Altagracia Henríquez y Perdomo, Filomena Martínez,
Eva María Pellerano, Luisa Ozema Pellerano, Mercedes Julia Pérez, Amalia Pou ,
Catalina Pou y Ana Josefa Puello (Moquete,2008:146).
Salomé
fue una gran maestra con vocación de servicio de calidad que lo demostró con
sus doce años al frente del Instituto de Señoritas y con más de dos décadas al
servicio del Magisterio Nacional con su maestro Eugenio María de Hostos.
Era una maestra con principios pedagógicos, éticos y morales que defendía con
su práctica docente en las aulas su quehacer diario. El conocimiento por la
naturaleza, el razonamiento y el naturalismo científico. Además el laicismo y
el respeto por las ideas, creencias religiosas y políticas para desarrollar el
libre pensamiento. Su pensamiento naturalista implicaba la búsqueda de la
verdad científica a través de la sociedad.
Poetisa
Como
poetisa, Salomé ha sido reconocida tanto en el país como el extranjero por la
crítica de su época como una escritora clásica de versos de largo aliento ,
dedicada a escribir poesías sentimentales (mi pedro), ecológicas (el ave y el
nido) y patrióticas (ruinas, a mi patria , 27 de Febrero, Ofrenda a la Patria).
El tema de la identidad patriótica fue ampliamente esbozado por la poética.
La
patria es memoria viva donde los individuos auto reconocen sus creencias,
vivencias, territorios, geografía y referentes históricos. Esa identidad
sociológica resalta los elementos con los cuales el dominicano se identifica,
siente orgullo y compromiso en una interacción permanente. Por lo tanto, para
Salomé la vida y la patria son imágenes en acción de una Patria imaginaria que
lucha por ser libre e independiente de ideas, pensamientos y acciones.
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